Del gozo a la tristeza, todos los líderes experimentan un rango de emociones muy amplio. A menudo se mezclan, como le ocurrió a David en el Salmo 31. En los primeros versículos expresa su gozo en el amor de Dios pero después revela su tristeza. 9 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo. 10 Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. 11 De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; Los que me ven fuera huyen de mí. 12 He sido olvidado de su corazón como un muerto; He venido a ser como un vaso quebrado. 13 Porque oigo la calumnia de muchos; El miedo me asalta por todas partes, Mientras consultan juntos contra mí E idean quitarme la vida. 14 Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. 15 En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. 16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; Sálvame por tu misericordia. (Salmo 31:9-16)
¡Los líderes-siervos aprenden de David cómo liderar con tristeza!
La tristeza debe ser reconocida.
La emoción de la tristeza o el dolor son frecuentemente vistos como emociones negativas, así que muchos líderes tratan de ignorar su tristeza y les cuesta trabajo decir: "me siento triste". En vez, pueden escoger hacer una "declaración positiva" para convercerse a sí mismos y a los demás de que están felices. Pero David no intentó ignorar su emoción: “Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo”. Reconoce exactamente dónde se encuentra emocionalmente. Reconoce que esta emoción tiene un impacto en su cuerpo, específicamente en sus ojos, su alma, cuerpo y huesos. No está juzgando si su dolor está bien o mal, simplemente reconoce lo que está sintiendo en ese momento. Los líderes-siervos aprenden a reconocer su tristeza. Se rehúsan a pretender que no están tristes. Prestan atención a lo que ocurre con sus cuerpos como respuesta a esta emoción.
La tristeza debe ser expresada.
David no intenta ocultar su tristeza. Resume su situación, “estoy en angustia.” Continua su conversación con Dios expresando una emotividad profunda. Aún cuando la tristeza es identificada, muchos líderes tratan de mantenerla escondida. Para algunos, esto es el resultado de querer que sean vistos como un líder "fuerte" o "positivo". Creen la mentira de que los verdaderos líderes siempre son victoriosos y se mantienen positivos. Probablemente su cultura no permite que los "verdaderos hombres" se entristezcan o que lloren. Pero los líderes-siervos aprenden que la tristeza es parte de ser un humano de verdad. Encuentran formas apropiadas para expresar su tristeza. Pueden admitir verbalmente que se sienten completament tristes por una situación en específico. O como lo hizo David aquí, puede que escriban un poema de lamento a Dios haciéndole saber sus sentimientos. Los líderes-siervos no necesitan disculparse cuando las lágrimas descienden sobre sus mejillas. Sirven a los demás al demostrar su humanidad.
La tristeza debe ser contenida.
David admitió y expresó su tristeza pero después voltea a ver a Dios, “Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios.” Le pide a Dios que lo ayude a cambiar la situación con sus enemigos. David reconoce que en medio de su dolor sigue siendo un líder y que su dolor no durará para siempre. En el capítulo anterior escribió, “…Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.” (Salmo 30:5). Así que, fue capaz de liderar a pesar de su tristeza, y no permitió que esta controlara su liderazgo. Los líderes-siervos aprenden a contener su tristeza. Claman a Dios con todo su dolor pero después deciden enfocarse en Él en vez de en su dolor. Lideran en medio del dolor.
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