Jesús enseñó y demostró un liderazgo que era radicalmente diferente en su tiempo y que sigue desafiando y formando a millones de líderes 2000 años después. El liderazgo de Jesús es nuestro modelo para servir al liderazgo. En esta serie examinaremos cómo Jesús demostró cinco acciones deliberadas cuando envió a 72 de Sus discípulos en Lucas 10:1-24. Los líderes-sirvos aprenden de El y practican las mismas cinco acciones que forman el fundamento del Modelo del Líder que Sirve* La primera acción que Jesús demuestra es correr hacia un gran propósito. "1 Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él, a todas las ciudades y lugares adonde iba a ir. 2 Les dijo: "La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. (Lucas 10:1-24)."
Jesús quería enviar a estos setenta y dos obreros y tenía un plan claro. Pero antes de enviarlos, aclaró la visión o lo que llamamos el gran propósito. Los líderes que sirven aprenden el poder del gran propósito de Su ejemplo.
El gran propósito clarifica la dirección.
Jesús instruyó a sus discípulos a ir a los pueblos y lugares que pronto visitaría. Sus palabras les dieron dirección. No sólo sabían a dónde debían ir; ¡también sabían a dónde no debían ir! Un gran propósito clarifica la dirección.
Algunos líderes piden a la gente que haga tareas pero no vinculan esas tareas a un gran propósito. Los líderes que sirven comparten el gran propósito para ayudar a mantener a sus seguidores centrados en la dirección en la que van. Evalúan todas las actividades en función de cómo hacen avanzar a la organización hacia el gran propósito.
El gran propósito confirma el significado.
Jesús pidió a estos discípulos que fueran delante de Él a estos pueblos. Pero su visita era una preparación para la "cosecha" que vendría. Jesús les comunicó cuidadosamente que lo que estaban haciendo era parte de algo mucho más grande y significativo. Él le dio sentido a su trabajo. Muchos líderes suponen que sus seguidores sólo necesitan un sueldo o un título para seguir trabajando. Pero Jesús recuerda a todos los líderes que la gente quiere saber que su trabajo tiene un significado y un propósito más allá de ellos mismos. Los líderes que sirven ayudan a la gente a ver cómo sus acciones conducen al logro del gran propósito.
El gran propósito crea compromiso.
Jesús no sólo les abrió los ojos al significado último del trabajo que les estaba pidiendo que hicieran, sino que también les llamó a pensar más allá de la tarea de ese día. Los invitó a orar por más trabajadores. Un gran propósito inspira el compromiso de los demás. A medida que aceptan la visión como propia, comienzan a apropiarse del propósito y llaman a otros a unirse a lo que están haciendo. Se unen al líder como copropietarios de la visión. En este punto están totalmente comprometidos con el gran propósito y están más que dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para llevar a cabo la tarea.
Los líderes que sirven dirigen bien cuando siguen el ejemplo de Jesús. Aclaran el gran propósito de su organización y mantienen esta visión en alto en todo momento para las personas a las que sirven. Vinculan cada acción y esfuerzo al gran propósito y, al hacerlo, añaden significado y propósito para todos. Trabajan duro para asegurarse de que todas las personas de la organización, desde las más altas hasta las más bajas, entienden que forman parte de un equipo que está marcando la diferencia. Ese es un equipo en el que todos queremos estar y así es como Jesús dirigió a su equipo.
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