¿Qué tanto hablas durante tu tiempo de oración? Casi siempre pensamos que la oración es una comunicación con Dios de una sola vía. Ciertamente esto es parte de la oración y deberías crecer en ella siempre.
Pero en esta publicación quiero que reflexionemos en lo que significa la oración basado en Eclesiastés 5:2, “No hagas promesas a la ligera y no te apresures a presentar tus asuntos delante de Dios. Después de todo, Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra. Por lo tanto, que sean pocas tus palabras.” El autor de estas palabras nos exhorta a todos a practicar la auto-restricción en nuestra oración a Dios.
“¡Que sean pocas tus palabras!” Esto es especialmente relevante para los líderes que pasan demasiado de su tiempo comunicándose con palabras. Al compartir su visión y sueños con otros, hablan de forma clara, valiente y frecuentemente. Es natural que un líder venga a Dios de la misma forma: ¡con demasiadas palabras! El reto para los líderes-siervos es aprender a liderar de manera silente a través de la oración, con pocas palabras. Al hacerlo, aprenden el poder del silencio en la oración.
El silencio en la oración exhibe sumisión. “No te apresures a presentar tus asuntos...” La persona que habla por lo general controla la conversación. ¡Por eso es tan difícil quedarse callado! La persona que es más rápida para hablar es la que controla la situación, por lo general. Los líderes quieren estar en control y lo demuestran al hablar, ¡casi siempre en un tono alto! Los líderes están acostumbrados a decir cuál es el camino a tomar, dan instrucciones y llaman a otros a la acción. Cuando llega el tiempo de la oración, los líderes, de forma natural, buscan influir en Dios de la misma manera que lo hacen con los demás: ¡con muchas palabra! Pero el silencio dice: "Yo no estoy en control, yo no soy el jefe".
El estar en silencio denota una actitud de sumisión. Irónicamente, ser sumiso requiere de un enorme valor. Demuestra confianza en Dios en vez de en uno mismo. Los líderes-siervos demuestran sumisión a Dios al permanecer callados en la oración.
El silencio en la oración promueve el escuchar. “Que sean pocas tus palabras.” No podemos hablar y escuchar al mismo tiempo. Cuando dejamos de hablar, entonces podemos comenzar a escuchar. Cuando nos sentamos en silencio, comenzamos a escuchar los sonidos que han estado ahí todo el tiempo pero que no escuchábamos por estar enfocados en otras cosas. Cuando un líder guarda silencio es más fácil que escuche. ¿Qué tan frecuentemente escuchamos a Dios? Algunas veces no escuchamos porque no nos detenemos a escuchar.
Los líderes-siervos aprenden que Dios se espera a hablar hasta que estemos en silencio. Están dispuestos a disciplinarse para estar en silencio para escuchar Su voz. Los líderes-siervos aprenden a escuchar al estar en silencio delante de Dios.
El silencio en la oración expresa adoración. “Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra.” Cuando nos tomamos un tiempo para estar en silencio comenzamos a reconocer quién es Dios y quiénes somos nosotros. Vemos Su grandeza y Su poder. Esto camba la visión que tenemos de nosotros mismos y de nuestro rol en el liderazgo. El reconocimiento de quién es Dios trae una perspectiva diferente y nos libera para poder adorarlo. Nos postramos en adoración reverente. Los líderes-siervos expresan adoración al entrar silentemente a Su presencia.
Ciertamente, hay muchas ocasiones en las que las palabras son necesarias en la oración. Jesús "ofreció oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas", (Hebreos 5:7). Pero a la mayoría de nosotros no nos cuesta trabajo hablar; nos cuesta el quedarnos callados. El silencio en la oración no es fácil, es difícil. Los líderes-siervos claman a Dios por su gracia para que los ayude a permanecer silentes en la oración. Se disciplinan para pasar una parte de su tiempo con Dios en silencio.
Conforme los líderes-siervos crecen en sumisión y aprenden a escuchar, descubren que el silencio los ayuda a acercarse más a Dios en adoración. Y conforme crecen, incrementan su influencia con aquellos a los que lideran. El liderazgo silente logra que nuestras oraciones sean escuchadas. ¡Los líderes-siervos avanzan al quedarse callados!
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