¿A qué suena el liderazgo? Por lo general, pensamos que los líderes son gente fuerte con personalidades poderosas, que proclaman a gran voz la visión que Dios les dio y su plan para cambiar el mundo. Suelen hablar fuerte y ejercen su influencia por lo que declaran y proclaman. Crecen su capacidad de influir en otros al tomar cursos de oratoria.
Ciertamente, hablar bien en público es un aspecto importante del liderazgo, pero la Biblia tiene mucho que decir acerca del poder del silencio.
En esta serie descubriremos que el liderazgo silente habla de manera muy fuerte en algunas áreas. Los líderes-siervos aprenden a apalancar el sonido del silencio para aumentar su nivel de influencia. Pablo nos provee el principio general para todo en la vida: "Porque en verdad lo practican con todos los hermanos que están en toda Macedonia. Pero les instamos, hermanos, a que abunden en ello más y más, y a que tengan por su ambición el llevar una vida tranquila, y se ocupen en sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como les hemos mandado; a fin de que se conduzcan honradamente para con los de afuera, y no tengan necesidad de nada." (1ra Tesalonicenses 4:10-12).
Pablo exhorta a sus lectores a "que tengan por su ambición el llevar una vida tranquila" (en inglés, la traducción utiliza la palabra "quiet", que se traduce como "callada"). ¡Ambición y callada, por lo general, no son palabras que se encuentren juntas en la misma oración! La mayoría de los líderes ambicionan muchas cosas. Desean ser exitosos. Se preparan para la acción. Sueñan con ganar dinero, tener una iglesia grande o impactar al mundo. ¡Les encantan las metas! Pero Pablo agrega esta meta tan inusual, "que tengan por ambición el llevar una vida tranquila". Este versículo nos da tres beneficios que obtenemos cuando los líderes-siervos aprenden a liderar en silencio.
El liderazgo silente promueve el enfoque. Pablo dice que el primer beneficio de una vida tranquila, o callada, es que aprenderemos a "ocuparnos de nuestros propios asuntos". Frecuentemente, los líderes se salen de sus áreas de autoridad para dar su opinión sobre asuntos que no son su responsabilidad. Uno de los peligros de hablar muchas palabras es que cuando a los líderes se les acaban las cosas buenas que decir, comienzan a decir cosas malas o inclusive chismes. Cuando terminan de decir la verdad comienzan a compartir "medias-verdades" y después falsedades.
Vivir una vida callada le permite a líder-siervo enfocarse en las áreas a las que Dios lo ha llamado(a). Con su ejemplo, los líderes-siervos ejercen influencia sobre otros para que también se ocupen de sus propios asuntos.
El liderazgo silente permite que termines tu trabajo. Pablo nos exhorta a vivir calladamente y a "trabajar con nuestras propias manos". ¡Algunos líderes pasan demasiado tiempo pidiéndole ayuda a otros que no les queda tiempo para trabajar! Una vida callada se enfoca en ser ejemplo para otros; en demostrar más que en decir. El resultado es "no tener necesidad de nada". Los líderes-siervos terminan su trabajo de manera callada. Lideran haciendo su trabajo antes de pedirle a otros que se unan a sus esfuerzos.
El liderazgo silente construye respeto. Pablo nos llama a vivir de manera callada para que "nos conduzcamos de manera honrada con los de afuera". Muchos líderes se preparan bien para las apariciones en público que casi siempre son ocasionales. Pero Pablo nos recuerda que los líderes-siervos "llevan una vida" de fidelidad callada. Este liderazgo silente nos permitirá "conducirnos de manera honrada con los de afuera". Los líderes que hacen mucho ruido pueden ser capaces de impresionar "a los de adentro", pero tendrán dificultades en aumentar su influencia más allá de ese círculo. Los líderes-siervos aprenden que el liderazgo silente impacta aun a "los de afuera". Construyen su influencia al hacer lo correcto de manera consistente.
La instrucción de Pablo les recuerda a los líderes-siervos que el vivir una vida callada no reduce su influencia, sino que la aumenta. Los líderes-siervos ejercen su influencia al vivir vidas tranquilas. ¡Avanzan al permanecer callados!
Suyo en el peregrinaje,
Jon Byler
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