¿A quién escuchas cuando tienes que tomar una decisión difícil? Roboam, como todos los líderes, tenía que tomar una decisión. Y la decisión que los líderes toman sobre a quién escuchar puede tener resultados importantes, como ocurrió con Roboam.
Ya hemos visto que Roboam aprendió que el no haber escuchado le costó su liderazgo. Pero inclusive aquellos líderes que escuchan bien no podrán tomar decisiones que agraden a todos. Así que es importante que los líderes-siervos aprendan a escuchar a la gente correcta. ¡Aprendamos de Roboam!
Después el rey Roboam consultó el asunto con los ancianos que habían sido consejeros de su padre Salomón.—¿Qué me aconsejan ustedes?—les preguntó—. ¿Cómo debo responder a este pueblo? Los consejeros ancianos contestaron:—Si se muestra bondadoso con este pueblo y hace todo lo posible por complacerlos y darles una respuesta favorable, ellos siempre serán sus leales súbditos. Sin embargo, Roboam rechazó el consejo de los ancianos y pidió, en cambio, la opinión de los jóvenes que se habían criado con él y que ahora eran sus consejeros. —¿Qué me aconsejan ustedes?—les preguntó—. ¿Cómo debo responder a esta gente que me pide que alivie las cargas que impuso mi padre? (2 Crónicas 10:6-9).
Los líderes-siervos escuchan a todos aquellos a los que sirven.
Roboam primero escuchó a los ancianos y luego a los más jóvenes. Sabiamente decidió escuchar a ambos grupos para tomar su decisión. Muchos líderes sólo escuchan a aquellos que suelen compartir sus puntos de vista. Escuchan buscando argumentos que refuercen lo que quieren hacer. ¡Así no se escucha bien! Los líderes-siervos aprenden a escuchar a todas las partes antes de llegar a una conclusión. Le dan la bienvenida a aquellos que tienen puntos de vista diferentes y escuchan atentamente a todos los que sirven.
Los líderes-siervos escuchan a aquellos que sirven a otros.
Ciertamente había una diferencia de edad entre los dos grupos a los que Roboam escuchó. Pero también había algo más que los separaba: los ancianos habían "sido consejeros de Salomón su Padre". Aquellos que formaban parte del grupo de los jóvenes "se habían criado con él y a ahora eran sus consejeros". Esto generó que ambos grupos tuvieran una perspectiva diferente.
Gracias a su liderazgo previo, los hombres que habían servido a su padre aportaban una amplia experiencia y sabiduría. Tenían una perspectiva mucho mayor. Estaban menos interesados en complacer a Roboam y más preocupados por servir a la nación. ¡Roboam no los había nombrado! Los líderes-siervos aprenden a escuchar a aquellos que sirven a otros ¡porque ellos pueden compartir su sabiduría!
Los líderes-siervos escuchan a aquellos que los sirven.
Roboam escuchó al grupo que "se habían criado con él y a ahora eran sus consejeros". Ellos lo enfilaron hacia la dirección por la que él ya se sentía más inclinado. Para todos los líderes este es el grupo más fácil de escuchar -aquellos a nuestro alrededor que están ansiosos por servir-. Nos siguen, y ciertamente es sabio escuchar sus voces y opiniones. Pero los líderes-siervos aprenden a escuchar a este grupo con precaución, sabiendo que lo que se siente bien no necesariamente es la dirección más sabia. Los líderes-siervos reconocen que el escuchar bien a otros no siempre significa hacer lo que se nos ha aconsejado.
Los líderes-siervos escuchan a Aquél a quien sirven.
Roboam tomó el tiempo e hizo el esfuerzo de escuchar a dos grupos de personas muy importantes, pero ¡no se tomó el tiempo de escuchar a Dios! Tenía tres días para escuchar, pero no tenemos ninguna indicación de que le pidió a Dios sabiduría, como alguna vez lo hizo su padre. Los líderes-siervos pueden aprender de él que escuchar a ambos grupos puede ser de ayuda pero no es lo más adecuado. Escuchar a Dios le hubiera provisto a Roboam con la perspectiva que él necesitaba para superar su orgullo y su enfoque en su "posición".
Los líderes-siervos aprenden a escuchar a otros, pero también a Aquél a quien sirven, ¡y permiten que Su voz sea la más fuerte de todas! |