Publicación #221, Octubre 27, 2021

Hablar la verdad sin llevar cuenta de los agravios

¿Cuál es la mejor manera de hablar la verdad en amor con alguien que repetidamente comete los mismos errores? Pablo nos manda a hablar "la verdad en amor" (Efesios 4:15). Pero después aclara que el amor "no lleva un registro de las ofensas recibidas" (1 Corintios 13:5). Así que, los líderes-siervos están llamados a hablar la verdad sin llevar un registro de las veces en que alguien los ha ofendido. Esto no es fácil, especialmente si esa persona te ha hecho mal varias veces.  

Hablar la verdad sin llevar un registro de las ofensas recibidas requiere equilibrio. 

Algunos líderes se enfocarán en la verdad, o sea, el hecho que se les ha agraviado y que esta conducta ha sido recurrente. Cuando el enfoque está en "el registro de las ofensas recibidas", los líderes responden con su propia emoción del dolor provocado por las ofensas recibidas. A menudo esto toma la forma de una explosión de enojo que incluye una referencia al número de ofensas recibidas: "¡Con esta ya son cuatro veces las que me has lastimado; ya basta!" En esta respuesta, el enfoque es en cómo la ofensa ha impactado al líder, no en cómo ayudar a la otra persona a dejar de cometer errores.   

Otros líderes pueden enfocarse en no llevar un registro de las ofensas, pero al hacerlo ¡dejan de decir la verdad! Su respuesta, después de recibir diversas ofensas, puede ser algo como: "¡Oh, no es nada grave, no te precoupes! No reconocen el agravio y por lo tanto no ayudan a la otra persona a mejorar.

       Los líderes-siervos reconocen que se necesita un equilibrio. La verdad debe ser dicha pero el enfoque no debe ser en la cantidad de veces que el agravio ha sido cometido. Recordar los agravios y llevar un registro de los mismos son dos cosas distintas. Los líderes no pueden escoger olvidar lo que ocurrió en el pasado. Pero conscientemente pueden escoger "no llevar un registro" de las ofensas para que no gobiernen sus emociones o dicten sus respuestas.  

Una respuesta sana a la otra persona podría ser algo como: "Esto ha ocurrido varias veces, ¿podemos hablar de lo que está ocasionando esto? En este ejemplo, la verdad es dicha pero sin la acusación de los errores pasados. Los líderes-siervos aprenden a enfocarse en las necesidades de la otra persona para que crezca, en lugar de su propia necesidad de llevar un registro de las ofensas recibidas.  

Hablar la verdad sin llevar un registro de las ofensas recibidas denota madurez.  

Es muy natural hacer una lista de las veces que alguien nos ofende; ¡no necesitamos ser entrenados para ello! Cuando alguien nos ofende repetidamente naturalmente comenzamos a reaccionar con emociones fuertes, frecuentemente enojo, hacia la otra persona. Entonces puede que nuestras respuestas contengan algo de "verdad" pero estarán moldeadas por el registro de las ofensas que hemos recibido. Pablo nos recordaría que eso no es amor. Nuestro enfoque es en uno mismo y en nuestro deseo de desquitarnos en vez de ayudar a la otra persona.  

Requiere mucha madurez de carácter para no utilizar esa lista de agravios en contra de la otra persona. Los líderes maduros hablan lo que la otra persona necesita escuchar, ¡no lo que ellos quisieran decir! Los líderes-siervos crecen al reconocer la verdad de su propia condición: que ellos también han cometido agravios repetidamente a otros y que han sido perdonados. Conforme Jesús moldea sus corazones, ellos pueden extender esa misma gracia a otros. 

Hablar la verdad sin llevar un registro de las ofensas recibidas refleja a Jesús.
¡Jesús fue el que nos enseñó a perdonar por lo menos 77 veces! (Ver Mateo 18:22) ¡Pero no nos estaba animando a que le recordáramos a la gente la cantidad de veces que había fallado!  

Él demostró esto cuando deseaba fervientemente que Sus tres discípulos más cercanos lo apoyaran en oración. Fallaron una vez, luego una esgunda, y hasta una tercerca vez, que es cuando Jesús regresa y los encuentra durmiendo. Cuando volvió a ellos por tercera vez, les dijo: «Adelante, duerman, descansen; pero no, la hora ha llegado. El Hijo del Hombre es traicionado y entregado en manos de pecadores. Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí!».(Marcos 14:41-42).

Yo me hubiera sentido tentado a responder únicamente con la verdad: "¡Han tenido tres oportunidades de orar por mí y las tres veces han fallado!" O quizás hubiera minimizado la ofensa y solamente les hubiera dicho: ¡vámonos! 

Jesús habló la verdad cuando les dijo: “Adelante, duerman, descansen; pero no, la hora ha llegado.Pero no les recordó las veces que se habían equivocado. No reaccionó desde su propia desilusión con sus discípulos y no necesitó recordarles que ese era su fracaso número tres. Habló la verdad sin llevar un registro de las veces que lo habían agraviado. Los líderes-siervos aprenden de Jesús a hablar la verdad sin llevar un registro de las ofensas recibidas.

  Para mayor reflexión y debate:

 

  • ¿Cuál es mi tendencia natural: hablar "la verdad" al recordarles a los demás todo lo que me han hecho en el pasado o evitar la dolorosa verdad del pasado? ¿Cuál ha sido el resultado en mi liderazgo?   
  • ¿En qué ocasión he dicho la verdad pero también reaccionado a los errores pasados de los demás? ¿Cuál fue el resultado en mi propia vida y en la vida de la persona con quien hablé? ¿Necesito pedir perdón a esa persona?   
  • ¿En qué otros momentos de la vida y ministerio de Jesús podemos ver que no llevó un registro de las ofensas recibidas? ¿De qué forma dijo la verdad a esa persona sin recordarle su historial? ¿Qué puedo aprender de Jesús que pueda poner en práctica en una de mis relaciones actuales? Hemos estado viendo distintas formas en las que somos llamados a hablar la verdad en amor, y aun nos faltan unas más. ¿De qué forma ha cambiado mi forma de hablar? 

En la siguiente publicación examinaremos cómo hablar la verdad con regocijo

Hasta la próxima, suyo en el peregrinaje,

Jon Byler

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Reflections for Serving Leaders is published by Center for Serving Leadership and Jon Byler. Copyright, 2021

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