Publicación #216, Agosto 18, 2021 

Hablando la verdad, sin envidia

Lo que los líderes dicen es importante. La forma en la que lo dicen también es importante. 

Pablo nos exhorta a hablar "la verdad en amor" (Efesios 4:15). Y después agrega que el amor "no tiene envidia"  (1a Corintios 13:4). Así que, los líderes-siervos están llamados a hablar la "verdad sin envidia".

La envidia es un deseo de poseer lo que otra persona tiene. Esto puede significar un deseo por los bienes materiales de otra persona, o alguna posición o lugar de honor de la que disfrute. Puedo envidiar el éxito de esa persona en el ministerio o en los negocios o en su carrera. La envidia es una condición de mi corazón que frecuentemente se expresará en la forma en la que hablo. Hablar la verdad sin envidia significa que yo diga algo sin el deseo de poseer lo que la otra persona tiene. Mi discurso no cambia debido al éxito de la otra persona y soy capaz de regocijarme en el éxito que pudiera experimentar el otro.  

Al reflexionar sobre esto, imagina una situación en la que un amigo te dice que a un colega tuyo, que trabaja en la misma profesión que tú, le está yendo mejor que a ti. Te enteras que su negocio (o iglesia) está creciendo rápidamente o que acaba de ser promovido en su empleo. Después de enlistar todos los logros, tu amigo te mira y te pregunta: "¿Qué piensas de eso? ¿Qué respondes? ¿De qué forma puede responder un líder-siervo diciendo la verdad sin envidia?

Hablar la verdad sin envidia requiere balance. 

¿Sentirás envidia por esa persona o hablarás la verdad? ¿Qué dirás si la verdad es que sientes envidia? Es muy difícil que digas: "¡en verdad desearía ser tan exitoso como mi amigo!" Lo más probable es que, debido a tu envidia, minimices su éxito, sugiriendo que quizás su éxito no es tan merecido. Puedes responder así: “Dudo que pudieran llegar a tener tal nivel de éxito sin hacer trampa. De seguro están comprometiendo sus valores, pagando sobornos o evadiendo impuestos". Si es una iglesia exitosa podrías decir: "... si tanta gente está yendo de seguro es porque no predican el Evangelio de manera íntegra ". 

En estas respuestas expones tu envidia y minimizas la verdad. O, debido a tu envidia, puedes cambiar "la verdad" en tu propia situación para que las cosas se vean mejor de lo que realmente son. Podrías decir algo como: "¡Eso es genial, pero yo también estoy esperando una promoción pronto!"

  Los líderes-siervos reconocen la verdad pero sin envidia. A alguna persona puede que le esté yendo bien, gracias al favor de Dios, o a su esfuerzo, o ambos. Pudieras responder: "¡Qué bien! ¡Me da mucho gusto por ellos! ¿Es en serio? Sí, al decir estas palabras, sabes que lo que estás diciendo no es verdad, sino una falsa pretensión de regocijarse cuando tu corazón está lleno de envidia. Los líderes-siervos hablan la verdad sin envidia y sin cambiar la verdad.  

Hablar la verdad sin envidia denota madurez. 

El ver que alguien tiene éxito y no sentir envidia ¡es una señal de madurez! Somos, por naturaleza, egoístas y queremos lo mejor para nosotros, y tenemos muy poca consideración de los demás. Es muy difícil regocijarse en el éxito de otra persona cuando estamos tan enfocados en nuestro propio éxito. Ningún líder puede hablar la verdad sin envidia a menos que hayan muerto a sus propios deseos egoístas.

Los líderes-siervos deponen sus egos y se regocijan en el éxito de otros. Reconocen que su lengua está conectada a su corazón, y hasta que su corazón no sea libre de la envidia su hablar reflejará lo que hay en su corazón. ¡A la mayoría de nosotros nos toma mucho tiempo alcanzar este tipo de madurez! 

Hablar la verdad sin envidia refleja a Jesús. 

Jesús no envidiaba el éxito de los demás, en vez, se regocijaba en él. Considera sus palabras, “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.(Juan 14:12).

No hay ni un atisbo de envidia cuando leemos a Jesús hablar acerca del gran éxito que tendrían los que lo siguieran. De hecho, pareciera que Jesús disfruta la realidad de que Sus discípulos harían más cosas que las que él había hecho. Su ministerio estuvo confinado a la nación de Israel, mientras que ellos llevarían el Evangelio a las naciones. Estaba hablando la verdad sin envidia y los líderes-siervos aprenden a hablar de la misma forma. 

  Para mayor reflexión y debate:

 

  • ¿Cuál es mi tendencia natural, "hablar la verdad sin envidia" o ser "envidioso"? ¿Cuál el resultado en mi liderazgo?
  • ¿En qué ocasión he hablado con envidia? ¿Cuál fue el resultado en mi vida y en la vida de la persona con la que hablé?
  • Reflexiona en la declaración de Juan el Bautista en Juan 3:27-30. ¿De qué forma Juan pudo verse tentado a hablar con envidia? ¿Qué puedes aprender de su ejemplo
  • ¿Puedo pensar en alguna otra ocasión en la que Jesús pudo haber sentido envidia pero en vez habló la verdad sin un atisbo de envidia? ¿Qué puedo aprender de su ejemplo? 

En la siguiente publicación examinaremos el hablar la verdad sin jactarse. 

Hasta la próxima, suyo en el peregrinaje,

Jon Byler

Reenvía esto a tus amigos que también estén buscando seguir el ejemplo de Jesús de liderar como siervos. Ellos pueden ver las pasadas publicaciones o suscribirse de manera gratuita al hacer click aquí. Esta es la traducción al español de la publicación de Jon traducida por Gabriel Madrazo. Si lo deseas, puedes escribirle a gabrielmadrazo@yahoo.com.

Reflections for Serving Leaders is published by Center for Serving Leadership and Jon Byler. Copyright, 2021

Modify your subscription    |    View online