¿Alguna vez has querido golpear a alguien en la cara cuando se han opuesto a tu liderazgo? O, sabiendo que eso no es muy cristiano ¿has deseado que Dios lo haga por ti?
Cada líder tiene momentos en los que la respuesta natural es querer tomar venganza y ver a alguien sufrir. Ciertamente David tuvo momentos como estos en su vida cuando experimentó oposición de muchos lugares diferentes. El Salmo 109 nos da cuenta de una de estas situaciones.
1 Oh Dios de mi alabanza, no calles; 2 Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; Han hablado de mí con lengua mentirosa; 3 Con palabras de odio me han rodeado, Y pelearon contra mí sin causa. 4 En pago de mi amor me han sido adversarios; Mas yo oraba. 5 Me devuelven mal por bien, Y odio por amor. 6 Pon sobre él al impío, Y Satanás esté a su diestra.7 Cuando fuere juzgado, salga culpable; Y su oración sea para pecado. 8 Sean sus días pocos; Tome otro su oficio. 9 Sean sus hijos huérfanos, Y su mujer viuda. 10 Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen; Y procuren su pan lejos de sus desolados hogares. 11 Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene, Y extraños saqueen su trabajo …. 27 Y entiendan que esta es tu mano; Que tú, Jehová, has hecho esto. 28 Maldigan ellos, pero bendice tú; Levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo. 29 Sean vestidos de ignominia los que me calumnian; Sean cubiertos de confusión como con manto. 30 Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca, Y en medio de muchos le alabaré. 31 Porque él se pondrá a la diestra del pobre, Para librar su alma de los que le juzgan. (Salmo 109:1-11; 27-31).
El deseo de venganza debe ser reconocido. David reconoce lo que está sintiendo. ¡Quiere venganza! ¡Quiere que los que se le opusieron sufran! La venganza es una emoción muy fuerte que remueve sentimientos muy fuertes.
Muchos líderes prefieren no reconocer este tipo de sentimientos ya que parecen estar mal. Pero los líderes-siervos reconocen sus deseos de venganza. Reconocen que es mejor admitir el deseo de venganza que pretender que no existe.
El deseo de venganza debe ser expuesto. David reconoce su emoción y ¡lo escribe para que todos nosotros lo podamos ver! (Si lees el capítulo entero verás que hay más cosas reveladas). A pesar de que David es un líder "conforme al corazón de Dios", es lo suficientemente seguro para ser honesto con lo que está sintiendo y para compartirlo con todos.
A muchos líderes cristianos les cuesta mucho trabajo exponer esta emoción porque pareciera ser tan negativa y tan poco apegada al carácter de Cristo. ¿Qué pensarán los demás si les revelo lo que estoy sintiendo? Sin embargo, hasta que el deseo de venganza no es expuesto, éste no podrá ser redimido. Los líderes-siervos aprenden a exponer su deseo de venganza a sabiendas de que al hacerlo, Dios podrá dirigirlos para tratar con él de forma apropiada.
El deseo de venganza debe ser contenido. Aún cuando David nos reveló sus deseos de venganza contra sus enemigos, él no actuó basado en sus sentimientos. En vez, se fue a adorar con otras personas. Al estar adorando, David entiende que es Dios quien "librará su alma de los que le juzgan.”
Los líderes-siervos aprenden a contener sus deseos de venganza. No permiten que su posición de liderazgo se convierta en un lugar desde donde puedan atacar a sus enemigos. Aprenden a unirse a otros en adoración y entregan su deseo de venganza a Dios. Él es el único que puede salvarnos de los que nos juzgan y también el que puede salvarnos del veneno que deja la venganza en nuestros corazones.
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