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Los líderes que sirven se toman tiempo para pensar, pero también se dan cuenta de que reflexionan sobre cómo se aplican las instrucciones de Pablo a los que les siguen. 8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo que es noble, todo lo que es justo, todo lo que es puro, todo lo que es amable, todo lo que es digno de admiración -si hay algo excelente o digno de alabanza-, en esto pensad (Filipenses 4:8).
Los líderes-siervos reconocen su propia responsabilidad de pensar bien y luego dirigen su atención a los que les siguen. Les preguntan: «¿Qué estás pensando?» por varias razones.
Los líderes-siervos preguntan ¿qué estás pensando? para fomentar el pensamiento.
Algunos líderes pretenden ser los únicos que piensan; los seguidores se limitan a hacer lo que se les dice. Pero los líderes-siervos no se conforman con seguidores que hacen lo que se les dice sin pensar. Quieren desarrollar la capacidad de pensar de aquellos a quienes dirigen. Su objetivo no es formar muchos seguidores, sino muchos líderes que piensen. Los líderes-siervos animan a sus seguidores a pensar. Les preguntan qué están pensando para asegurarse de que están pensando. Para un seguidor es estimulante escuchar a su líder preguntarle qué está pensando. La pregunta anima a pensar más. Más pensadores en cualquier organización es una victoria para todos.
Los líderes-siervos preguntan ¿qué estás pensando? para exponer el pensamiento.
Los líderes-siervos quieren saber lo que piensan quienes les siguen. Y al escuchar las respuestas, aprenden de ellos y aprenden sobre ellos. Las ideas de un seguidor pueden dar una nueva perspectiva a un líder, que a menudo ve una situación desde un punto de vista muy diferente. Un líder-siervo puede tener buenas intenciones, pero no comprender cómo repercuten sus acciones en quienes están en primera línea de ejecución. Saber lo que piensa un seguidor también puede ayudar a un líder en activo a comprender qué pasos de crecimiento y desarrollo son necesarios para esa persona. La mayoría de las personas no comparten libremente sus opiniones a menos que sepan que el líder desea sinceramente conocerlas. Los líderes-siervos dejan claro que quieren saber lo que piensan los demás. Escuchan atentamente a quienes les siguen y reflexionan sobre la importancia de lo que piensan.
Los líderes-siervos preguntan ¿qué estás pensando? para expandir el pensamiento.
Los líderes-siervos no se sienten amenazados por otros que piensan. Por el contrario, buscan intencionadamente desarrollar la capacidad de pensar de los demás. Preguntan a sus seguidores: «¿Qué estás pensando?» para ayudarles a crecer. Atraen deliberadamente a los líderes en desarrollo a la sala con otros líderes que están pensando juntos. Los seguidores aprenden a pensar cuando observan a otros lidiando con cuestiones de liderazgo. Escuchan a los líderes debatir cuestiones que ellos aún no han considerado. Mientras escuchan, su capacidad de pensamiento se amplía. Tanto el líder-siervo como el que le sigue salen ganando, ya que ambos crecen cuando se plantean las preguntas adecuadas.
Tómate hoy un momento para preguntar a alguien que sigue tu liderazgo: «¿Qué estás pensando?». Luego escucha bien y crece en tu capacidad de servirles bien. |
